Thursday

Amigo y estrella 친구와 별 (서반아어)

Lo conocí en la tierra oriental de Alboria. Me refiero a que aquí lo he conocido mejor; antes ya lo había visto algunas veces, en otros planetas.

Actualmente está programado para realizar conversiones sintácticas de tarjetas literarias entre distintos lenguajes de programación.
Un día lo encontré replegado en una vuelta del camino y quise saber qué le afligía. Me contó que viene de una estrella que está en pleno proceso de cambio. Al parecer, se da en ella la inercia necesaria para dirigir ese cambio hacia la consecución de una estrella más acorde a la esencia espiritual de sus habitantes. Hasta ahora todo el rato ha habido conflictos, escasez de las sustancias que los pobladores de esa estrella precisan para funcionar correctamente, etc. Según me contó, es debido a la codicia y a que algunos de los habitantes de su estrella viven esclavos de miedos, codicias y actitudes compulsivas, adictivas, como la acumulación de materiales, arrebatándoselos a quienes los necesitan.

Añadió que, a través de un tipo de conexión metafísica especial llamada “meditación”, la cual va más allá de los procesos lógicos normales para los que está programada su especie –“pensamiento”- y de los mecanismos de autodestrucción mediante el apego a elementos físicos –“pasiones”, otros habitantes de esa estrella y él mismo han sido capaces de llegar a una serie de algoritmos que pueden resultar muy útiles para construir una estrella mejor. La estrella ya se ha empezado a mover y necesita dibujantes, escritores, activistas.

Según me contó, él quiere ser uno de estos activistas dedicados a escribir y dibujar nuevos circuitos que ayuden a muchas personas de su especie a ser independiente de las compulsiones y miedos que tanto les han hecho sufrir, emprendiendo el camino hacia la paz de su mundo interior. Su frustración está en el hecho de no poder dedicarse a dicha actividad. Su procesador emite constantemente algoritmos procedentes de la “meditación” que le gustaría desarrollar, traducir a la lengua en que están programados sus congéneres y compartirlos con muchos de éstos pero, debido a una avería, tiene que ingerir todas estas ideas con tubérculos espaciales cocinados en aceite de motor.
Más que una avería, lo definió como un error de programación que, desde su más reluciente infancia, ha afectado a los propios circuitos lógicos y unidades de almacenamiento de información de este amigo, y ha supuesto para él un obstáculo a la hora de superar todo tipo de tareas prácticas. La gestión del tiempo, por ejemplo, le resulta todo un desafío.

Sus compañeros de fabricación, los amigos que comparten sus líneas productivas y otros habitantes de su estrella conectados a él a través de vectores afectivos intentan transmitirle energía y algoritmos de utilidad para la resolución de tareas prácticas mediante procesos de iniciativa basada en ese afecto y en capacidades de proceso muy avanzadas. Sin embargo, dado que tanto los algoritmos como las formas de energía están adaptadas en los mapas cognitivos del emisor, y que los emisores no tienen en sus códigos base el error de programación de mi amigo, no resultan directamente aplicables para éste.

No parece haber en sus coordenadas actuales –ni, al parecer, en otras estrellas donde ha establecido contactos- un congénere que pueda establecer con él una conexión basada en el algoritmo de la complicidad emocional.

Lleva un tiempo tratando su error de programación una experta técnica reprogramadora. Juntos han conseguido resultados espectaculares: poner a funcionar a mi amigo con un algoritmo de “malabares”. Sin embargo, la distancia entre las respectivas lunas que ocupan dentro de su sistema estelar hace que la comunicación entre mi amigo y la experta sea intermitente y, en algunos casos, restringida a programas y lenguajes de codificación que se cruzan con el desempeño práctico de las actividades y rendimiento de mi amigo y su seguimiento técnico por parte de la experta.

Ni sus congéneres afines, ni la literatura existente, ni la experta, parecen contar con un programa de transferencia energética o de parches de programación que resulte efectiva para solucionar el problema concreto de mi amigo, consistente en un error de programación en lo
error concreto de programación de mi amigo. Antes de llegar a esta conclusión, mi amigo pensó un poco qué formato podría tener ese consuelo en caso de existir. Asumamos que se le inserta una tarjeta literaria con una historia de parámetros lo suficientemente equiparables a la suya (incluyendo los dos elementos principales, a saber, el impulso creativo y modificador de estrellas y la dificultad técnica asociada a su error de programación), y en esa historia el protagonista llegó a la conclusión alternativa de que modificar la estrella no era tan importante, o bien de que el obstáculo real que le impedía alcanzar su objetivo no era tanto su error de programación como alguna pauta de funcionamiento erróneamente autoprogramada, por poner los dos ejemplos que se me ocurren ahora mismo. En ese caso podría reemprender su camino. Pero no parece muy probable que exista esa tarjeta literaria...

Mi amigo es conscient de que el intercambio energético metafísico conocido en su estrella como “meditación” supondría una alternativa a la compleja reprogramación de sus circuitos de base. Podría, al menos, ser un complemento de ésta. El problema es que el susodicho error de programación, al afectar a toda programación de tareas por parte de mi amigo, le impide abrir las ventanas y espacios necesarios para la puesta en práctica de ese interambio energético. Hace poco, por ejemplo, tenía programada en su agenda de tareas la visita a una Unidad de Acoplamiento Energético con los Circuitos Internos, ubicada en un paisaje montañoso y relajante pero, cuando su carga energética le permitió ponerse en marcha, ya había pasado media jornada estelar desde las coordenadas temporales en que tenía que desplazarse hasta dicha Unidad.

Uno de sus congéneres, que mantiene con él una asociación de tipo sincronización afectiva y espiritual, ha desarrollado sensores muy precisos respecto a los programas e impulsos creativos que llevan a mi amigo a localizar su fuente de energía en la ayuda a sus congéneres y la reconfiguración de su estrella. Esta coplanetaria tiene como programa prioritario el de ayudar a mi amigo y compartir con él su lista de tareas, asistiéndole con sus herramientas organizativas en la programación de éstas.
Mi amigo necesita que sus tareas, al menos parcialmente, vengan programadas exteriormente.

El error de programación le hace sentir sus palancas y plataformas sujetas mediante códigos de acceso desconocidos...

Lo que más activa en mi amigo el algoritmo de la frustración es que, contando con programas muy eficientes a la hora de invertir el algoritmo del sufrimiento –tanto propio como de muchos congéneres- y convertirlo en códigos de literatura reparadora, la falta de capacidad organizativa le impida llevar a cabo esta tarea. Su unidad central de proceso, por otra parte, no deja de producir nuevos elementos: hoy una idea para programar una tarjeta literaria, mañana un algoritmo para intentar reparar su error de programación, al rato un programa destinado a sincronizar a congéneres que tienen impulsos modificadores de estrellas... Pero ninguno de esos elementos puede integrarlos fácilmente en un circuito. Ello es debido a ... (exacto, una vez más a su error de programación).

No comments: